
Aspecto tras el incendio forestal declarado en Minas de Riotinto (Huelva). EFE/Julián Pérez/ARCHIVO
Alertan de efectos negativos de talar árboles tras plagas, incendios o tormentas
Científicos de la Universidad de Granada consideran necesario medir las consecuencias de talar los árboles de los bosques después de sufrir incendios, plagas o tormentas porque eso dificulta la regeneración del ecosistema, según un estudio.
Tala de bosques
Los incendios forestales y otros sucesos que generan mortalidad en los bosques, como las plagas o las tormentas, preocupan al común de la población, sin embargo, los ecólogos señalan que esas perturbaciones son parte de la dinámica propia de los ecosistemas y alertan sobre los efectos negativos de algunas acciones que se realizan después, como la tala del bosque afectado.
Alexandro Leverkus, investigador de la Universidad de Granada, explica en su investigación que las perturbaciones han existido a lo largo de la evolución de las especies y que, cuando ocurren, generalmente la naturaleza puede regenerarse sola.
Según Leverkus, en cada parte del mundo hay cierto tipo de perturbaciones, como por ejemplo en los bosques mediterráneos, donde suelen ocurrir incendios con una cierta frecuencia.
“Hay plantas que después de un incendio vuelven a brotar, y otras cuyas semillas se benefician del calor del fuego para germinar”, explica.
En otras zonas geográficas, las perturbaciones más habituales son tormentas o plagas de insectos, que terminan con la vida de muchos árboles y a su vez generan una oportunidad para otras especies, permitiendo una mayor biodiversidad.
Sin embargo, un problema sobre el que alerta el investigador con sus colegas Jorge Castro, también de la Universidad de Granada, y Simon Thorn, de la Universidad Julius Maximilians de Wurzburgo, son las acciones posteriores de manejo.
Consecuencias negativas de la tala
Muchas veces, después de un incendio, los árboles muertos se talan por motivos económicos, estéticos o emotivos.
En realidad esa madera es importante para la regeneración del ecosistema, ya que proporciona alimento a numerosos animales y nutrientes y sombra a las plantas que se regeneran.
Por tanto, con esa tala se agrega una segunda perturbación que puede perjudicar la recuperación.
“Hay que entender que, cuando los árboles han sufrido una perturbación ecológica, el ecosistema sigue estando allí”, según el investigador.
Por ello, considera que antes de pedir a las autoridades que talen o reforesten toda esa zona que parece muerta, es necesario entender cómo ha sido el incendio, qué está ocurriendo y qué especies van a regenerarse.
Una reivindicación que hacen estos autores es sobre la importancia de la madera muerta: “Se ha dedicado mucho esfuerzo a extraer la madera muerta de los bosques, cuando hay un sinfín de especies de animales, plantas y hongos que necesitan de ella”.
Incluso hay árboles cuya función ecológica puede incrementarse al morir, pero hay especies (por ejemplo algunos insectos que comen esa madera) que están en peligro de extinción porque esos árboles muertos son rutinariamente retirados de los bosques.
El investigador también advierte de que se observan cambios preocupantes en las perturbaciones, como incendios con temperaturas mucho mayores que destruyen las semillas o en lugares donde no son habituales, como en los bosques tropicales de Australia, la selva amazónica o los bosques húmedos de Oregón. EFE
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